EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA
El Estado Plurinacional,
reconocido en la Constitución Política del Estado, en su Artículo 1 menciona:
Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado
y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político,
económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.
El Estado Plurinacional es un esfuerzo
del gobierno como resultado de lo que vino pasando en Bolivia a lo largo de su
historia principalmente como efectos de la colonización. Este artículo tiene
como base a la obra Apuntes Para un Estado Plurinacional (X. Soruco, 1965, pp. 9-23)[1]
La oposición política empezó a
señalar que había dos Bolivias, una indígena, arcaica, subdesarrollada y pobre
asentada en el occidente y otra moderna, con un mestizaje regional, exportadora
y próspera, en el oriente. La polarización de estas dos naciones hacía
inevitable cualquier futuro en común, salvo la construcción de institucionalidades
cada vez más diferenciadas. Existió excesos de nacionalismo que produjeron la
aspiración etnocéntrica y homogeneizadora del Estado-Nación moderno, solo que
regionalmente fragmentada. El nacionalismo existente y la colonialidad,
descentrados hoy en identidades mestizas regionalizadas, la empuja hacia un
horizonte separatista.
El proyecto nacional meztizo
nacido en 1952 se ha convertido en un regionalismo nacionalista que sueña con
un nuevo Estado-Nación, con una única lengua, cultura y territorio, es decir la
reproducción de la nación moderna que justifica la guerra de todos contra todos
por su ficción de homogeneización.
Es una contradicción que la
descolonización pase por el horizonte criollo-mestizo del Estado-nación, que se
ha constituido precisamente en contra del indio, negando su condición de sujeto
político. El movimiento indígena popular está constituyendo un proyecto
plurinacional que articula al pueblo debido a que contienen un horizonte
político, y potencialmente un proyecto societal, para todos, para Bolivia.
Existió subjetividad colonial de
la élite que gobernaba, una falta de pertenencia a la nación, que no se
identificaba como india, no civilizada y ajena y cuya voluntad estatal estaba
fundada solamente en su interés particular. El estado en ese entonces hasta
1952 había perdido su voluntad y capacidad, aún aparente, de realizar el Estado-nación
en Bolivia.
En las luchas políticas de las
organizaciones indígenas se distinguen dos dimensiones: una en tanto oprimidos
y por tanto interiores al orden moderno colonial y otra, como excluidos, con
exterioridad de ese orden. El sujeto indígena puede reconocer su opresión
actual, su exclusión histórica y cuestionar al sistema político porque
actualiza la memoria de otros ciclos rebeldes – y sujetos políticos indígenas –
en los que se reconoció el origen de la dominación y se generó proyectos
políticos diferentes.
Bolivia es democrática, y es
bueno recordar a M. Zetung que menciona: Tanto la democracia como la libertad
son relativas y no absolutas, han surgido y se desarrollan en el curso de la
historia. En el seno del pueblo, la democracia es correlativa con el
centralismo, y la libertad, con la disciplina. Son dos aspectos opuestos de un
todo único, contradictorios y a la vez unidos (1965, pp. 86-87)[2].
Asimismo M. Zedong afirma que los
intentos de solucionar los problemas ideológicos y el problema de lo correcto y
lo erróneo por medio de órdenes administrativas y con métodos coactivos no sólo
son ineficaces, sino también perjudiciales. No podemos abolir la religión por
medio de órdenes administrativas, ni obligar a la gente a no creer en ella. No
se puede forzar a la gente a que abandone el idealismo, tampoco podemos
compelerla a creer en el marxismo. Todos los problemas de carácter ideológico,
todas las cuestiones de controversia dentro del pueblo, pueden zanjarse
únicamente por el método democrático, por medio de la discusión, la crítica, la
persuasión y la educación, y no por métodos coactivos o represivos (1965, p. 88).
Como conclusión, se puede afirmar
que el gobierno de Bolivia, a través de su plan gubernamental pretende
recuperar los valores ancestrales así como el respeto a la madre tierra y a la
cosmovisión andina, que apuesta por un cambio social, político y económico,
tomando como base fundamental a la igualdad de las personas luchando por la
descolonización y la despatriarcarización tomando en cuenta que todos somos
iguales ante la ley. Este proceso de cambio debe ser fortalecido con la
aplicación de esos valores ancestrales, con el respeto a la vida y a los
pueblos, por parte de todos los gobernados y gobernantes, para poder hacer
realidad los objetivos trazados y resolver los problemas heredados de la
colonización.
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